Las cigarreras de lujosos materiales tuvieron su popularidad en la Nueva España a finales del S. XVIII compartiendo su producción con un cambio de gusto que abandona el estilo barroco y va mudando hacia lo Neoclásico. Así mismo, estas pequeñas cajas que transportaban cigarrillos fueron un accesorio especialmente femenino, por lo que fueron usadas como un espacio para portar escenas de corte moral junto con motivos orgánicos de decoración como guirnaldas de flores. A este estilo en las cigarreras se le denomina como “Luis XVI”.

Las cigarreras de estilo Luis XVI, tenían en el centro un espacio denominado “reserva” donde se construían escenas que tenían propósitos sentimentales. En este ejemplo, podemos ver que un niño lleva una carretilla llena de flores y es acompañado por un perro.

Las cigarreras de este estilo eran utilizadas con cadenas para que fuesen cargadas en los vestidos y expuestas a la vista.