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Cristo
La sociedad virreinal demandaba imágenes religiosas de marfil. Era común que el muro principal del salón del estrado, el espacio de convivencia social dentro de los palacios novohispanos, se luciera la escultura de un Cristo de marfil, como este fabuloso ejemplo de la Colección Franz Mayer. La imagen solía cubrirse con un baldaquín de damasco para acentuar su importancia devocional y de estatus.
Aunque en un principio las esculturas de marfil se limitaban a las dimensiones de un colmillo, con el tiempo este límite fue superado al crearse esculturas ensambladas. Así fue ejecutada esta pieza, cuyos brazos fueron agregados al torso