COLECCIONES

Franz Mayer. Fotógrafo y coleccionista de imágenes

Durante las primeras décadas del siglo XX Franz Mayer, alemán de origen y nacionalizado mexicano en 1933, inició sus colecciones de artes decorativas y de libros. A la par decidió  reunir algunas obras  y publicaciones de viajeros y fotógrafos que, desde mediados del siglo anterior, habían recorrido México registrando paisajes, monumentos arqueológicos, conventos, personajes, trajes, oficios y costumbres mexicanas.

Esas  fotografías conformarían una primera colección integrada por 142 imágenes de cámara (ambrotipos y daguerrotipos) con retratos, una serie de postales de distintas partes del mundo e impresiones de la autoría de Hugo Brehme, Antonio Garduño, Casasola, W. Melchert, Winfield Scott, Fotografía Daguerre, Foto Mantel, por mencionar a los principales.

Esta colección, que permite hacerse una idea de sus intereses visuales y técnicos, fue enriquecida a lo largo de sus prolíficos años de coleccionista hasta llegar a 800 ejemplares, que hoy resguarda el Museo Franz Mayer.

La influencia de las fotografías y libros que iba adquiriendo, el profundo interés que le causó México y su espíritu viajero, lo llevaron en 1927 a iniciarse en la fotografía y recorrer el país con una cámara de gran formato. Desde ese año y hasta principios de los años 1950, Mayer viajó acompañado de sus cámaras (Pilot, Universal Silar, Linhof y Rolleiflex) y trabajó en el revelado e impresión de sus fotografías en un cuarto oscuro que instaló en su casa. Llegando a reunir  más de 10, 000 fotos de su autoría, las cuales  actualmente se encuentran en los acervos del museo.

A lo largo de treinta años Franz Mayer capturó imágenes de los habitantes, paisajes, monumentos arqueológicos y construcciones arquitectónicas de la Ciudad de México, Puebla, Yucatán, Michoacán, Oaxaca, Hidalgo, Morelos y Estado de México.

Aun cuando muchos de los lugares y motivos que fotografió, recuerdan lo que previamente  habían documentado otros viajeros o fotógrafos (el Pico de Orizaba, el Popocatépetl, el Iztaccíhuatl, las chinampas y canales de Xochimilco, Los Remedios, las zonas arqueológicas de Teotihuacán y Xochicalco, entre otros), las imágenes tomadas por Mayer fueron creadas empleando ciertos procesos fotográficos que para ser exitosos requerían de conocimientos sobre materiales, procedimientos técnicos, químicos y artísticos.

Conocimientos que obtuvo de un conjunto de publicaciones dirigidas tanto a fotógrafos profesionales, como aficionados que deseaban obtener imágenes técnicamente correctas, atmosféricas y sobre todo pictóricas. Se puede decir que Mayer fue un fotógrafo con el ímpetu de un aficionado o amateur—como él se describía a sí mismo—, pero con las habilidades y conocimientos de un profesional interesado en la experiencia técnica y artística de la práctica fotográfica. La variedad de procesos y papeles con los que trabajó dan muestra tanto de su interés en crear fotografías según la tecnología y procesos dominantes de su época, pero también según procesos fotográficos históricos, entre los que destacan sus linternas mágicas y vistas estereoscópicas sobre placas secas de gelatina, fotograbados e impresiones intervenidas, coloreadas, entonadas y sobre distintos papeles que brindan a sus imágenes cualidades materiales y visuales muy variadas.

La afinidad entre el estilo fotográfico de Franz Mayer y los autores de los que coleccionó  imágenes, nos revelan cómo además de desarrollar la visión, habilidades y conocimientos para elegir las variadas obras y piezas que integran su colección (pintura, cerámica, plata, mobiliario, escultura, textiles y plumaria), también supo capturar un conjunto de imágenes que permiten conocer el México que vivió, así como las distintas corrientes visuales, tendencias técnicas y artísticas de su época, hoy claves para entender el desarrollo de la fotografía en México. 

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