El célebre paisajista mexiquense José María Velasco (1840 – 1912) plasmó, sobre un lienzo y al óleo, la recreación de una vista panorámica a campo abierto de la Cuenca del Anáhuac desde el noroeste hacia el sureste. El formato es horizontal, también conocido como apaisado. El pintor benemérito de la Academia de San Carlos, definidor artístico de los arquetipos geográficos nacionales, plasmó un fragmento la naturaleza como ilusión plástica y estética. Con Velasco se alcanzó la cúspide de la apropiación del territorio como elemento de identidad a través de la pintura “general o de paisaje”; sentimiento por la tierra y conciencia de territorialidad.[1]


[1] Fausto Ramírez, “La construcción de la patria y el desarrollo del paisaje en el México decimonónico”, en Stacie G. Widdifield (coordinadora), Hacia otra historia del arte en México; La amplitud del modernismo y la modernidad (1861-1920), t. II, México, CONACULTA, 2004.

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