COLECCIONES

El arte novohispano en la Colección Franz Mayer

Franz Mayer (Mannheim, Alemania, 1882-Ciudad de México, México, 1975) fue el más avezado coleccionista de artes decorativas que hubo en México entre 1920 y 1970. Durante casi medio siglo, conformó una colección integrada por más de 9,000 objetos, entre los que sobresale un vasto universo de obras novohispanas que habían pertenecido a ajuares domésticos de las antiguas familias aristocráticas y a los templos desmantelados durante la nacionalización de los bienes de la Iglesia. Este acervo, fundamental para comprender la importancia de las artes aplicadas del virreinato de Nueva España, fue reunido en una época donde la producción plástica novohispana recién comenzaba a ser valorada artísticamente.

A principios del siglo XX, algunos descendientes de nobles virreinales y los primeros anticuarios sentaron el precedente para el coleccionismo de ajuares domésticos. No fue sino hasta la década de 1920 cuando surgió un interés sólido en el valor artístico de la cultura material novohispana. Esta valoración fue posible gracias a un reducido número de intelectuales, funcionarios públicos y coleccionistas, entre los que figuraron Manuel Romero de Terreros, Artemio del Valle-Arispe, Manuel Toussaint y el propio Franz Mayer. Este último logró salvar de la destrucción y del olvido extraordinarias piezas de distintas disciplinas artísticas, tales como la platería, la cerámica, las tallas en madera, los trabajos de maque (lacas), los textiles, la escultura y la pintura, que atestiguan el alto perfeccionamiento técnico y la prolífica creatividad de los maestros novohispanos.

La colección Franz Mayer nos permite adentrarnos en la suntuosidad de las casas señoriales novohispanas. Baúles, sillas, canapés, armarios, biombos y escritorios son muestra de la diversidad técnica que se cultivó en la época virreinal. Las obras maestras de esta colección datan principalmente del siglo XVIII, época en que las influencias asiática y europea se fundían con el lenguaje artístico local. Es así que encontramos armarios y escritorios en donde conviven composiciones inglesas, ornamentos rococó de origen francés o escenas chinescas con lacas de Pátzcuaro (Michoacán) y Olinalá (Guerrero). Mención especial ameritan los trabajos en madera embutida y con rellenos de pasta negra hechos en San Ildefonso Villa Alta, poblado en la sierra norte oaxaqueña que produjo cajas, baúles y escritorios altamente valorados por la sociedad virreinal.  Destaca el nutrido acervo de biombos, obras que conjugan el trabajo de entalladores, pintores e incluso doradores, cuya función era dividir los amplios espacios de los palacios. En sus hojas se plasmaron temas como la historia y el paisaje del reino novohispano, pasajes mitológicos, emblemas morales, alegorías políticas y escenas de fiestas y vida cotidiana. El Biombo de la Conquista de México y vista de la Ciudad de México es gran ejemplo del orgullo novohispano por su identidad histórica y cultural y una de las obras maestras de la colección del museo.

Las colecciones de platería y cerámica son centrales para la colección. La primera, porque representa la riqueza material y cultural del reino de Nueva España, y la segunda, porque los primeros objetos que Franz Mayer adquirió fueron azulejos que revestían los muros de palacios demolidos. Las piezas de platería han permitido reconocer a talleres de artistas destacados como el poblano Antonio Fernández, autor del marco de un espejo cuya calidad, tamaño y refinamiento lo hacen una pieza única del arte virreinal americano. En tanto, el rico acervo de mayólica poblana, conocida popularmente como talavera, es un testimonio artístico del intercambio cultural que se dio en Nueva España gracias a las vías comerciales.

Dentro de este diverso universo artístico vale la pena mencionar el acervo de textiles con extraordinarios ejemplos de rebozos y sarapes de finales del siglo XVIII, prendas que hasta hoy son representativas de nuestro país. También se conserva vestimentas religiosas y frontales de altar bordados en hilos de oro, plata y seda, entre los que destaca por su belleza una capa pluvial bordada con ángeles músicos, ejecutada en Puebla, posiblemente en el convento de Santa Rosa de Lima, hacia 1778.

Por lo que toca a la escultura, Franz Mayer adquirió obras realizadas en diversos materiales y técnicas, como tecali, madera y marfil, provenientes de diversas partes del mundo pero que formaron parte de ajuares domésticos y eclesiásticos novohispanos. Destacan las esculturas estofadas y policromadas, provenientes de la antigua Capitanía General de Guatemala, y los marfiles asiáticos que llegaron a Nueva España gracias al comercio a través del Galeón de Manila.

En la colección de pintura encontramos obras de afamados maestros como Juan Tinoco, los hermanos Juan y Nicolás Rodríguez Juárez, Miguel Cabrera y Andrés López. Sobresale la presencia de Juan Correa, autor de los óleos San Miguel arcángel y La Virgen de Balvanera, y del biombo Los cuatro elementos y las artes liberales. También existen obras trascendentes de autoría desconocida, como el Retrato de Sebastiana Inés Josefa de San Agustín. India cacique, que nos adentra en la compleja estructura social del reino. Además, la Colección Franz Mayer posee técnicas pictóricas excepcionales y únicas de Nueva España, como el caso de los mosaicos de arte plumario, exponentes del arte cristiano indígena y poseedores de una luminosidad única, y los “enconchados”, tableros con incrustaciones de concha nácar y pintados al óleo que fueron resultado de la influencia del arte namban japonés.

Si bien la técnica ha sido la vía clásica para interpretar las artes decorativas, los enfoques actuales para estudiar la cultura material nos han permitido reconstruir los rituales civiles y religiosos, los hábitos cotidianos, los vínculos sociales y económicos, así como el gusto estético de la Nueva España. La sensibilidad artística de Franz Mayer nos permite hoy disfrutar de una colección de arte virreinal única en México y valorar la cultura novohispana como parte de nuestra historia.

por Abraham Villavicencio

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